“Estoy muy orgullosa de poder haber hecho realidad mi proyecto de crear una empresa y que actualmente seamos siete arquitectos e ingenieros en plantilla. Además, nos han reconocido nuestro esfuerzo, mediante el premio PREVER a la mejor empresa de prevención de España”.

Con esta carta de presentación no es difícil imaginar el ánimo y entusiasmo que esta ingeniera técnica minera ha desarrollado en su carrera profesional.

Jugar con la grava y a crear empresas

“Me apunté al proyecto #MujereSteam porque me gusta la idea de mostrar a la juventud la finalidad de sus estudios. Creo que podemos ayudar y mucho sobre la necesidad de crear curiosidad a los estudiantes sobre cómo elegir su carrera”,

explica Rosa Luz Carreño González antes de contarnos cómo acabó siendo ingeniera técnica de minas con su propia empresa.

“La verdad -explica- que yo me crié con mis dos hermanos y jugábamos a la creación de empresas, especialmente jugábamos con las reproducciones de las máquinas de Carterpillar recogiendo de la gravera el material, montábamos un restaurante para los operarios, hacíamos carreteras, etc”. Un juego donde el papel de esta profesional en la infancia era dar respuesta a las necesidades que se iban planteando según la pequeña ciudad crecía.

Crear de la nada cosas, un sueño

¿En qué soñaba cuando era pequeña? “Para mí las personas que podían definir y crear algo de la nada era algo maravilloso, siempre me llamó la atención. Sabía cómo lo hacían porque mis padres tuvieron una empresa de prefabricados de hormigón y luego, un restaurante en un polígono, donde se hablaba solo de construcción y como se generaban las cosas”, comenta Carreño González que sí tuvo referentes femeninos.

“Siempre me he imaginado a la mujer en cualquier puesto, en mi familia desde mis tatarabuelas, eran ellas las que manejaban el negocio. Siempre he tenido la idea muy clara de que cualquier persona puede hacer lo que se proponga, siempre que se haga valer y se esfuerce por ello”.

Este ambiente familiar hizo que no dudara en meterse en un mundo de hombres como el de la construcción, ya que su madre venía de otro mundo muy masculinizado: los transportes.

De la asignatura ‘Hogar’ a Minas

Aún así en el instituto también se labró su vocación. Ella nunca notó diferencias en cuanto a la orientación que recibió al ser mujer e incluso recuerda la asignatura de ‘hogar’, que era impartida a todos independientemente del género. “Enseñaba a cómo leer las etiquetas de los productos de alimentación, como se debía lavar y muchas enseñanzas generales de la vida de manera completamente natural y dadas a ambos sexos”, explica.

Lo que sí que echa en falta de ese periodo de su vida son “profesores con una experiencia real vivida, de manera que puedan transmitir la realidad de la vida en el entorno profesional, más prácticas reales y, sí más orientación a modo de ejemplo, no solo con las excursiones a las diversas fábricas, sino a todo aquello que pueda abrir y buscar tu mente”.

¿Por qué la niña elige ser ingeniera?

Una vez en la carrera, ¿notó alguna diferencia por ser mujer comparado con tus compañeros hombres? “Sí, en algún momento por parte de los profesores, no tanto por los compañeros, aunque también, pero diferencia o sorpresa más bien”, responde y recuerda que su titulación es Ingeniero Técnico de Minas en explotación de minas y en combustibles y explosivos, “especialidades ambas puramente de hombres a lo largo de la historia”.

Pero recuerda con cariño una anécdota:

“Para la realización de mi proyecto final de carrera, quedé con un compañero que ya estaba trabajando en una cantera de Porriño para realizar algunas muestras y fotografías. Cuando acabamos él  preguntó a mi madre que cómo era que ‘la niña’ había decidido hacer minas. A lo que mi madre respondió ‘por el mismo motivo que el tuyo, le gustó y lo hizo”.

rosa-luz
Rosa Luz Carreño Gonález

Contratistas que no se dirigen a ella

“La obra es un mundo muy masculino, pero a nivel de operarios, cada día es más importante la presencia de la mujer tanto en actividades de jefatura de obra como de dirección de obra”, comenta. Por desgracia también reconoce que ha sufrido ciertas situaciones machistas.

“Cuando he tratado con contratistas mayores de 50 años, que sí iba acompañada de mi marido, aunque él es el comercial de la empresa, le miraban a él para las preguntas técnicas que las respondía yo, pero simplemente debes hacerte fuerte y luchar en el día a día, mostrando tu valía como profesional, no como mujer, como profesional”.

Y llegó la creación de su empresa, GespreObra. “Mi empresa está formada por mayoría de mujeres y siempre hemos hablado este tema y, nunca nos hemos sentido desplazadas por este aspecto”, explica y detalla que ya no se dan esas “cenas o comidas entre hombres solos para sacar una obra, las mujeres trabajamos de forma rápida y eficiente”.

Conciliación y empresa

“Fundar mi propia empresa vino motivado por mi herencia de empresarios”, comenta y recuerda tanto a sus tatarabuelas como su ánimo por seguir sus propios criterios. “Me encanta lo que hago, disfruto con mi trabajo y, además, disfruto haciéndolo con mis criterios basados en la honestidad, la humildad y la profesionalidad”. Tanto que también es vocal del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Grados en Minas y Energía de Madrid, Ávila, Cuenca, Guadalajara, Salamanca, Segovia, Toledo, Valladolid y Zamora.

La conciliación es un tema importante. “¿Es más fácil conciliar teniendo una empresa propia? Sí pero no. Porque no es fácil conciliar a los promotores, constructores, trabajadores de tu propia empresa a cuadrar tu agenda para cuando a ti te venga bien, dado que el cliente es quién tiene la preferencia a la hora de la elección de la reunión”. Con este equilibrio en el día a día, Rosa Luz Carreño González apoya a quienes quieran decantarse por las carretas STEAM, ya que “la ciencia es la base de la tecnología y la tecnología la base de nuestra forma de vida”.

 

#MujereSteam es un proyecto promovido por Fundación Concilia2 con la financiación del Instituto de la Mujer de Castilla- La Mancha en el marco de las ayudas para la reducción de brechas de género en el ámbito laboral para el 2021. El objeto es promover la incorporación de mujeres en los estudios y sectores de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEAM).